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Fue un partido regular. Era bien sabido de entrada que Inglaterra iba a plantear un partido conservador, ya que el empate lo dejaba del otro lado, mientras que entre suecos y argentinos en el partido que se jugaba a la vez debía salir un seleccionado eliminado. Me quedo con el primer tiempo, un Nigeria siempre alegre, incisivo, con un Aghahowa siempre tratando de llevar peligro, aunque sin alguna jugada clara. La única rescatable fue una combinación en Obrorah y Cristopher que terminó en atajada de Seaman. En los últimos 10 minutos de la primera parte Inglaterra quiso acelerar un poco y cuando lo hizo demostró más oficio y peligro que los nigerianos. Fue así que Scholes golpeó un balón cerca de la media luna nigeriana y estrelló el balón en el palo. La segunda parte fue más de lo mismo, un Nigeria con el baló y el campo pero sin poder hacer mucho daño. Nuevamente Schooles, ese motorcito inglés, empezó a llevar la manija de los británicos, y aunque sin claridad del primer tiempo, Inglaterra asomó con peligro al área rival. Finalmente, Inglaterra compró el empate y los nigerianos negociaron al menos irse con un punto a casa. Inglaterra buscó inicialmente pasar a segunda fase y eso hizo.